Queremos viajar. Corrijo, lo necesitamos. Y no solo cuando el buen tiempo se cuela por la ventana y huele a cítricos, sal y flores ligeras. Lo necesitamos, a poder ser, durante todo el año. Porque escaparse, a donde quiera que sea, es una grieta en la rutina. Un proyecto de ilusión. No hay nada tan emocionante como hacer girar la bola del mundo y señalar con el dedo un destino. Y por eso nos encanta descubrir con palabras nuevos rincones, como el parque natural Topes de Collantes. Una reserva tan verde como los trigales de Vincent van Gogh que se extiende a lo largo de la Sierra del Escambray (Trinidad, Cuba) 110 kilómetros cuadrados.
